'PENSAR BIEN, SENTIRSE BIEN' (Walter Riso) - Reflexión preliminar



Así empieza el nuevo libro que ha caído en mis manos, 'Pensar bien, sentirse bien' de Walter Riso. Un autor que descubrí gracias a mi psicóloga para empezar esta #ReconstruccionPositiva que hace tiempo empecé a vivir sin elegirlo pero que, a día de hoy, agradezco desde lo más profundo de mi ser porque de nuevo puedo decir que soy feliz.

Una nunca se imagina yendo a la consulta de un especialista, y ni mucho menos leyendo libros de autoayuda de estos que no ponen más que evidencias y frases universales para autoconvencer a la gente de que el poder de cambiar las cosas está en su mente. Pero es cierto, solo nosotros podemos cambiar nuestra realidad, el problema está en que algunos no tenemos la suerte de tener la suficiente lucidez para verlo por nosotros mismos. O te pasa algo realmente traumático, o te pasas la vida encerrada en una burbuja protectora de la verdad, de esa verdad que duele, con tal de no sufrir, asumir los errores y afrontar el cambio.

'Aprender a base de palos', es un tópico pero totalmente cierto en mi caso. Bien por ignorancia, comodidad o simplemente miedo, he sido de estas personas que se han dejado siempre arrastrar por las circunstancias sin tomar nunca las riendas de la situación a pesar de que la realidad me estaba, no abofeteando, sino dándome verdaderos puñetazos en el estómago (de estos en los que el corazón se te sale por la boca).

Pero de repente un día pasa algo, los planetas se alinean de tal manera que lo ves todo claro. Tan claro que no te lo crees, tan difícil de asumir que te quedas paralizada y sientes que tu vida se ha venido abajo. Toda una vida como quien dice. Gracias a Dios.

Cuando te pasa algo así, primero pasas por una fase de negación, de pensar 'esto no me puede estar pasando a mi', aunque en tu fuero interno ya lo sabías. Luego vienen los dichosos porqués y no entiendes nada, solo que te estás volviendo loca y desesperas en un intento por pensar que todo se trata de un mal sueño.

Aún así, te pueden pasar cosas traumáticas (de telenovela, como me dirían algunos amigos) y seguir obstinada en quedarte ahí quieta esperando a que venga alguien a rescatarte. Pues no, nadie viene a rescarte, te las tienes que ver tu solita para reconocer la mentira que era tu vida, y lo más importante asumir la culpa de no querer verlo ni hacer nada por cambiarlo.

Cierto es que tengo la inmesa suerte de tener un importante 'leitmotiv' que me impulsó a buscar ayuda profesional, porque ya sentía que por mi misma no tenía fuerzas. Estaba machacada, hundida, con la autoestima por los suelos... Pero cada mañana cuando despertaba veía la carita de mi niña, tan feliz durmiendo, tan indefensa, y me levantaba con el alma rota pero con una sonrisa en la cara. Por ella, para ella.

Y si a esto sumas el apoyo que recibes de la gente que te quiere de verdad, que te ayuda (porque sí, el mundo no es tan monstruoso como pensamos), que te apoya incondicionalmente, te das cuenta que debes salir del pozo, empaparte de la realidad, tocarla, respirarla y seguir adelante porque ni eres tan mala ni lo has hecho tan mal.

Porque empiezas a darte cuenta que mereces una vida mejor y eso traumático se convierte en algo revelador, en algo que te salva. No soy una persona especialmente religiosa o mística, pero os puedo asegurar que Dios o el destino me quiere bien. Las casualidades no existen, se buscan. Yo la busqué y la encontré. Y, poco a poco, dentro de mí se puso de nuevo en marcha el mecanismo de supervivencia.

Ya ha sonado ese 'clic' que necesitaba para retomar las riendas de mi vida, aprender del pasado y vivir y disfrutar del presente, que es lo único que cuenta.


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